“Occidente no debe apostar por los “demócratas” rusos. Debe apostar por la desintegración de la Federación Rusa y la formación de sus propios estados de minorías autóctonas”, Sires Boliayeñ, líder del pueblo erzya.

“Occidente no debe apostar por los “demócratas” rusos. Debe apostar por la desintegración de la Federación Rusa y la formación de sus propios estados de minorías autóctonas”, Sires Boliayeñ, líder del pueblo erzya.

Sires Boliayeñ, escritor y hombre público erzya, es uno de los muchos que hoy en día defienden a Ucrania, armas en mano, contra la agresión rusa, demostrando con su ejemplo que es errónea la afirmación que todos los representantes de los pueblos autóctonos no rusos de la Federación Rusa abogan por permanecer en el “mundo ruso”. Durante una entrevista en la “Radio Polaca” Sires Boliayeñ relató cuál es la situación de los pueblos no rusos de la RF, que prácticamente se han convertido en rehenes de la política del Kremlin.

Sires Boliayeñ nació en Saransk, capital de Mordovia, una república de la RF, la tierra natal de dos pueblos autóctonos de esta parte de Eurasia: el erzya y el moksha. Antes, el área ocupada por estos pueblos había sido más extensa, extendiéndose hasta Moscú, y es por lo cual los patriotas ucranianos suelen llamar despectivamente “mokshas” a los rusos. Pero en realidad, los mokshas, así como los ucranianos, son también víctimas de la rusificación.

Sin embargo, el hecho probado es que, actualmente, en esta guerra desatada por el “mundo ruso” – por Putin y sus secuaces – son precisamente los representantes de estas etnias no rusas los que se convierten masivamente en carne de cañón; pues no solo atañe a los chechenos-kadiristas, sino también a los buriatos, tártaros, bashkirios, a los miembros de varias etnias de Daguestán, etc. Esta tendencia persiste todavía, aunque sea más conocido el hecho de que los chechenos y buriatos han dejado sus huellas en las carnicerías perpetradas en varias regiones de Ucrania, particularmente, en la trágicamente conocida ciudad de Bucha, cerca de Kíiv.

A Sires Boliayeñ le da mucha pena hablar del problema de la participación de los pueblos no rusos en la guerra al servicio de los intereses del nazismo ruso. Él es Iñazor (líder en jefe) del pueblo erzyano, director de la Sociedad de los erzyas en Ucrania Èrzäń val (Palabra Erzyana) y cofundador del movimiento popular “Idel-Ural Libre” cuya meta es la independencia de las repúblicas rusas de la Región de Volga: Bashkortostán, Tataristán, Chuvasia, Mordovia, Mari-El y Udmurtia; y de su unión en una alianza económica y militar. Este 4 de marzo Sires Boliayeñ llamó a los erzya a prepararse para el colapso de la Federación Rusa y la proclamación de estados nuevos, particularmente de Erzyañ Mastor (País de los Erzyanos).

¿Cómo explicaría usted la partcipación activa del tuvano Shoigú, del checheno Kadírov y otros políticos de origen no ruso en la guerra del “mundo ruso” contra Ucrania?

Los motivos pueden ser diversos. No es correcto afirmar que existe una fórmula única aplicable a todos los representantes de las etnias indígenas no rusas.

A unos se les propone una carrera y amplias posibilidades para realizar sus ambiciones que no tendrían en su patria chica, convertida por los rusos en un rincón sin perspectivas, sórdido, atrasado y depresivo. Las autoridades proponen una opción a la gente y la gente consiente.

Otros, como Kadírov, le venden al centro federal la lealtad, paz y estabilidad de sus regiones a cambio de su propio status de un padishá que hace en su territorio lo que quiera. Sus repúblicas viven regidas por no se sabe qué leyes y principios que no tienen nada que ver con la Constitución… Y a ellos, a los dirigentes, solo se les exige ser leales al centro federal. Como resultado, se confirma un pacto entre un renegado de su pueblo y el centro federal.

Para otros la opción de negarse a su “yo” nacional les empuja a llegar a ser más ruso que los propios rusos.

Y, finalmente, hay quienes ven en esta coyuntura la oportunidad de realizar sus proyectos financieros. Tal es el caso, por ejemplo de los tártaros que reciben puestos en el gobierno federal, sin perder su identidad tártara.

Así que, el imperio aprendió a usar varios mecanismos para hacer participar a todos los pueblos en el funcionamineto de las estructuras imperiales y mantenerlos sumisos. A su vez, la guerra actual ha demostrado un mecanismo más: la imposición de una responsabilidad solidaria.

Cuando hablamos de la estructura étnica de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, no podemos apoyarnos en las cifras. En la FR, la estadística es un secreto de Estado. Nadie tiene hoy una idea completa de la composición étnica real de las Fuerzas Armadas de la FR, ni tampoco de su composición confesional. Nadie podría decir cuántas personas profesan el cristianismo ortodoxo, cuántas el islam y cuántas el budismo. En Rusia, toda estadística es secreta cuando se refiere a la demografía, economía o procesos migratorios. Todo esto es un secreto de Estado, así que no tenemos la posibilidad de comentarlo.

Muriendo los soldados no rusos por el “mundo ruso”, ¿entienden ellos en nombre de qué ideal lo hacen?

Uno de los elementos de la política étnica rusa, en su forma de etnocidio, asimilación, rusificación de los pueblos indígenas, consiste en convertir a la gente en basura, hasta que uno no experimenta otro placer que el de satisfacer sus necesidades primarias. Así el hombre basura es capaz de enrolarse en cualquier trabajo que le permita satisfacer sus necesidades más viles.

En resumen, los soldados rusos en muchas ocasiones parecen unos banales mercenarios que intentan, sin embargo, abstraerse de la guerra. O sea: el servicio militar y las víctimas son, para ellos, cosas separadas, así como los bombardeos y – los niños asesinados–, las órdenes y los resultados de su cumplimiento.

Ellos perciben la invasión como un oficio por el que se recibe dinero. Para que uno comience a percibir su oficio militar de esta manera, es necesario embrutecerlo, envilecerlo. Humillarlo hasta tal grado, que en su sistema de valores no queden más deseos que comer, beber, dormir, fornicar.

Lamentablemente, esto no solo se refiere a los rusos étnicos, sino también a las minorías indígenas: los pueblos ugrofineses, túrquicos y, en el plano religioso, a los musulmanes. Como resultado de este embrutecimiento y maltrato, uno deja de reflexionar sobre su nación, religión y menos que nada sobre las libertades… Realmente no tiene niguna idea acerca de estas cosas.

¿Por qué no ha surgido hasta hoy, en las repúblicas no rusas de la FR, un movimiento contra la participación en la guerra rusa contra Ucrania?

Lamentablemente, tanto en Ucrania, como en Occidente existe una percepción bien estereotipada de Rusia. Sin embargo, lo que ocurre es que Rusia, incluso en condiciones de autoritarismo y de asimilación agresiva, sigue siendo un país bastante heterogéneo, dividido en territorios que viven según leyes diferentes.

Tomemos como ejemplos Chechenia y Udmurtia: solo las une el que formen parte de la FR. Pero es asaz difícil encontrar algo más que las una.

Por lo tanto no es conveniente generalizar diciendo “¿por qué nadie sale a protestar? o “todos no salen porque…”.

Primeramente, sí que salen. Hubo mítines en Karacháyevo-Cherkesia que organizaron las mujeres indignadas hastiadas de que el mando militar no informe sobre el paradero de sus maridos e hijos (que están en la guerra contra Ucrania – Red.).

En segundo lugar, la propia situación en el Cáucaso del Norte es muy diferente de la, por ejemplo, situación que se da en la República de Mordovia o en la óblast (provincia) de Nízhniy Nóvgorod.

En el territorio de la pequeña Chechenia hoy en día está concentrada una agrupación del ejército ruso de 130 mil efectivos. Y no es por casualidad.

Entonces, no es lícito hablar de que la situación sea igual en todas partes. Es incorrecto. Los ejemplos de Chechenia, Daguestán e Ingusetia permiten afirmar que, efectivamente, hoy en día estos pueblos están subyugados, su protesta fue ahogada en sangre; no obstante, Moscú desplegó una enorme cantidad de efectivos militares para seguir manteniendo el control sobre las tres repúblicas caucásicas, por lo cual estas tropas no pueden ser lanzadas a la guerra contra Ucrania. El poder moscovita se da perfecta cuenta de que al retirar esas tropas del Cáucaso Norte, la situación puede volverse impredecible.

¿Conoce usted algunos casos en que los soldados no rusos se nieguen a combatir contra Ucrania?

Sí, hay tales casos, están documentados. Conocemos tales ejemplos entre los osetios: tanto de los de la Osetia del Norte-Alania, como entre los de la ocupada por la FR seudorrepública Osetia del Sur. Hasta destacamentos enteros se negaban a combatir.

Los soldados se negaban a participar en las hostilidades, porque sintieron en su propio pellejo el trato brutal de sus superiores rusos. Un trato que les hacía sentirse como si fueran gente de segunda clase, soldados “de un solo uso”. Con ellos se intentaba tapar agujeros en el frente, los mandaban al matadero. Varios medios de comunicación informaron de estos casos. Reconocemos, que estos incidentes no cambiaron radicalmete la situación en el frente, no obstante, lo esencial es que ya hay precedentes, que existen hechos de cuestionamiento público de la participación de etnias no rusas en esta guerra y del papel que les asigna Moscú.

¿Es posible que pronto surja un movimiento por la independencia en algunas regiones étnicas no rusas de la FR?

Yo modificaría esta pregunta: “¿es posible que las repúblicas no rusas vuelvan a la lucha por su independencia?”. Porque ya se dieron tales ejemplos en la historia moderna de Rusia. Esos son el levantamiento en armas de los chechenos por la libertad de la República Chechena de Ichkeria, el “Desfile de Soberanías”, o sea los movimientos nacionales en Tataristán, Bashkortostán, Chuvasia, Mari-El, Udmurtia, Mordovia, Sajá-Yakutia, que aspiraban a la independencia o a un radical distanciamiento de Moscú. Estas repúblicas buscaban establecer relaciones de igualdad con el centro federal y no querían ser un sujeto del imperio a título de colonia. Ya hubo precedentes similares en el pasado…

Por mi parte, quisiera preguntar a la sociedad occidental, a los europeos, americanos, ucranianos… ¿Podrían ellos apoyar un escenario en el que los pueblos de la FR vuelvan a proclamar su deseo de crear sus propios estados? ¿Se atreverían a solidarizarse abiertamente con esta iniciativa y no con la postura de los así llamados demócratas rusos de la así llamada inteligentsia rusa? ¿Volveremos a engañarnos diciendo que el imperio ruso y los crímenes rusos son una cosa, mientras que la cultura rusa, la literatura, el teatro, la música, la propia inteligentsia rusa son algo completamente distinto, como si existieran aparte, no teniendo nada que ver con las últimas atrocidades rusas en Ucrania? Quizá éste sea sólo otro autoengaño: fundar esperanzas en los demócratas rusos, en los así llamados inteligentes rusos, en vez de ayudar a las fuerzas que aspiran a la desintegración de la FR y a la creación de sus propios estados. Esta es la cuestión clave a la que deberíamos buscar respuesta hoy en día.

Los voluntarios de todo el mundo siguen llegando a Ucrania para tomar parte en la resistencia armada a los ocupantes rusos. Entre estos voluntarios están también los erzianos. Sires Boliayeñ continúa su relato:

Lamentablemente, los voluntarios erzianos que luchan por parte de Ucrania no son numerosos. Por ahora no tenemos la posibilidad de formar una compañía erzya, ni siquiera una sección.

Los erzianos que están luchando por Ucrania solo son los que vivían en Ucrania o vivían fuera de la FR en el momento del estallido de la guerra y llegaron a Ucrania después del comienzo de la invasión.

A pesar de no ser numerosos, su participación en la defensa de Ucrania es de muchísima relevancia para el movimiento nacional erzya. Estos combatientes son gente que posee la autoconciencia nacional erziana, son enormemente importantes para la creación del futuro Erziañ Mástor (Estado Erzia).

Claro está que no podemos precisar de qué regiones y ciudades llegaron a Ucrania estos hombres. Lo importante es que están aquí, con nosotros, que luchan conta la FR a sabiendas de que no es Moscú, sino la FR misma la que constituye la amenaza para el pueblo erzya. Y es importante también que adquieran una inestimable experiencia militar aquí y hoy en Ucrania.

Корреспондент

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